¿Cómo se hace?
Primero se inyecta una aguja en la frente de los jóvenes que tienen que estar sentados por casi cuatro horas, en lo que se infla la zona con la solución salina.
“Siento algo chorreando en mi cabeza y unas punzadas”, describió uno de los muchachos.
Una vez se termina el suero, el encargado presiona en medio de la burbuja haciendo un hueco que da la apariencia de una rosquilla. De ahí el nombre.
Pero la apariencia de esperpento- que no viene mal para una Noche de Brujas- no es permanente, pues el cuerpo toma unas 16 horas en absorber la solución salina.
Ryoichi “Keroppy” Maeda, un fotógrafo y periodista que se ha dedicado a firmar el surgimiento de la subcultura japonesa que se conoce por la modificación corporal extrema, explicó que “las personas que disfrutan de este tipo de modificaciones extremas buscan sus propias maneras de hacer las cosas y mientras más se conozcan las técnicas, más continúan experimentando”.


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